Un día en los noventa

Yo me le uno al estimado Salvador, y posteo algo como si viviera en los 90. Lástima que no lo vi antes para poder dar el aviso a todos los millones (aaaaaaaaja…) de lectores q pasan por éstas páginas, pero igual pueden hacerlo ya mas despuecito cuando lean. Solo recuerden poner la url de su post. (porque el chiste es postearlo, ponerlo en el nick, en el fb o hi5 o lo q sea…) Haber…:

En los noventa todavía estaba medio peque, para mi significó de los 7 años a los diecisiete años. Quizá más recuerdo de la época de 12 para arriba y de lo que de verdad más más recuerdo y añoro es mi bicicleta.

Papá siempre me alentó a que hiciera la mayor actividad posible (por ello no concibo mi actual sedentarismo…) Por él aprendía música y pintura, y también por él aprendí a volar avioncitos de papel y piscuchas; y claro, él me enseñó a conducir y andar en bici. Un día compró un bici montañesa, la recuerdo bien. Era azul, rin 22, 21 velocidades, con su termo para agua y hasta un inflador de llantas de emergencia.

Originalmente la había comprado para él, creo que la uso un par de veces pero de allí yo hice de las mías y, luego de hacer la mayoría de las tareas, me iba con el cariñosito (hoy q lo pienso… que pésimo apodo tenía mi amigo) a dar interminables trips en bici.

Del colegio salíamos a las 12.30, mi papá salía de su trabajo a las 13.00 y mi colegio no quedaba a más de 5 minutos de la casa, así que para las 13:30 ya estaba comido en mi casa… para las 15:00 ya había hecho la mayoría de tareas o por lo menos había empezado y podía irme, tranquilamente a eso de las 15:30 a una nueva aventura con mi bici.

Recuerdo que para aquellos años, la calle que pasaba frente a nuestra casa, además de ser ancha (que de hecho así se le llama, la ‘calle ancha’) era bastante sola y podías dar mil vueltas de ida y regreso, pero poco tiempo duro eso y mi deseo insatisfecho de aventura crecio, por lo que empecé a buscar más lugares donde bicicletear. Descubrí varios parques, calles, sendas y miradores. Aprendí que a menos de 10 minutos de mi casa estaban las faldas del volcan y que si trataba un poco mas, llegaba a lugares con paisajes inimaginables… con pequeños ríos, nidos de pájaros en todas las copas de los árboles y fruta también!

Una vez recuerdo ir con mi walkman pero no un sony ericsson, no! un walkan de cassette, de los meros meros, de los propios! de éstos:

La cuestion es que iba yo escuchando un  cassette que mi papa me habia regalado que solo tenia hits! entre ellos el ‘informer‘, ‘el marcianito‘, ‘mi abuela‘ y la inolvidable ‘macarena‘ (nooo.. si es que era un mega mix ese kasek!), me conducía con mi casco que combinaba con los colores de la bici rumbo al lugar secreto que había encontrado (que resultaba no ser tan secreto porque.. obvio… había sendero) y pues.. di un par de vueltas por ‘la base’ me detuve en una de las laderas-mirador y luego de un rato, como de costumbre empecé a sentir más frío y supe que se hacía noche y tenía que irme, empecé a bajar por esa laderita con barranco a un lado, barranco al otro…

Muy quitado de la pena, mi bici tomaba velocidad cada vez más y más lo que me preocupaba en sobre manera porque ya me había pasado que por bajar rapido casi me desmadré la madre (si.. si… así de trágico) y en lo que calculaba como frenar.. ZAZ! de la nada un tronco en el piso me manda volando por los aires…

mi cuerpo tomo una posicion que soo en las caricaturas habrías visto.. mis piernas un poco flexionadas pero aun casi rectas marcaban mi avance… mis brazos komo keriendo tocar las puntas de los zapatos me decían q la caída no sería nada fácil y la bici un poco más arriba de mi me indicaba que iba a doler…

el primero en sucumbir a la gravedad fue mi pie izquierdo el que se enterró en el suelo haciendo que mi rodilla izquierda se flexionara… en sentido contrario… o sea para atrás… mientras mi cuerpo gracias a la inercia se doblaba a la derecha y hacía q mi costado absorviera el golpe… instintivamente miré hacía arriba, buscando proteger mi cabeza del golpe que me proporcionaría la bici, el cuál logré evitar por apenas unos centímetros.

Algo apenado por el percance, aunque nadie me hubiera visto, levanté mi bici y la volví a montar con la firme convicción de llegar a mi casa lo más pronto posible, pero mi pierna empezó a doler y quise tener alguna forma de llamarle a mi mamá y decirle que me dolía… supuse que quería un celular… pero para esa época recién empezaban los beeper. Con el dolor y el deseo de escuchar la voz de mi sacrosanta madre noté que mi amado walkman había salido volando por lo que empecé la búsqueda pero por gusto… nunca lo encontré y se hacía más tarde y oscuro…

Con la noche ya caída, la bici a cuestas y sin mi potente reproductor de audio, llegué a mi casa a recibir oootra regañada por llegar tan noche… si tan solo hubiera habido una forma de explicarle a mi mamá… de avisarle… pero eran otros tiempos eran otras formas.

Me castigaron negandome el uso de mi nintendo por la semana y no dejandome salir tampoco… no me hubiera importado si me hubieran dejado usar el inter… a chin!… si tampoco había verdad?